Alejandro SAWA | Autograph postcard

4.200,00

“DEPARTING DOES NOT NECESSARILY MEAN TO ARRIVE”: UNUSUAL AUTOGRAPH POSTCARD SIGNED BY THE KING OF THE SPANISH BOHEMIA, ALEJANDRO SAWA, FAMOUS ALTER EGO OF MAX ESTRELLA IN LUCES OF BOHEMIA

Sawa, Alejandro
1862-1909

Autograph postcard signed

Madrid: November 1902. Original autograph postcard, measuring 9 x 14 cm, handwritten in sepia-toned and signed: Alejandro Sawa. The postcard is addressed to eminent photographer “Manuel Compañy” and dated by a different hand (probably Sawa’s wife, Jeanne Poirier): Madrid, Nbre. 1902

Extraordinary and unusual postcard handwritten and signed by the Spanish literature cursed writer by antonomasia. It is not without sense of some irony -it represents some skaters- and reads: “Departing does not necessarily mean to arrive.”

Good condition, with small spots and a slightly bent corner

IT IS VERY UNUSUAL TO FIND MANUSCRIPTS BY ALEJANDRO SAWA IN PRIVATE HANDS

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Description

Alejandro Sawa (Sevilla, 1862) murió en Madrid el 3 de marzo de 1909. Dijo su amigo Ramón del Valle-Inclán que murió “ciego, loco y furioso” a la temprana edad de 46 años.

Tras una juventud en la que conoció el éxito, Sawa acabó dejando este mundo antes de lo previsto tras pasar por todo tipo de penurias económicas. La posteridad, sin embargo, no le ha olvidado, aunque no por sus novelas y artículos sino porque inspiró a Valle su personaje más famoso, el inolvidable Max Estrella de Luces de Bohemia.

Hoy una placa recuerda que en el número 7 de la calle Conde Duque vivió y murió Sawa, “el rey de los bohemios”… Por aquellos tiempos, a principios de siglo, aquella era una zona popular de la capital. Sawa era conocido en todo el barrio y más allá: su afición a la vida disipada por lo visto escandalizó sobremanera en la época.

Valle-Inclán describió el apartamento de Sawa en Conde Duque como un “guardillón con ventano angosto” y al propio desgraciado escritor como un hombre “absurdo, brillante y hambriento.” Fue la suya una muerte trágica por desesperación que conmovió profundamente a Valle-Inclán, que con él lloró “por todos los pobres poetas.”

Sawa tuvo una vida de leyenda. Llegó a los veinte años a Madrid y se consagró rápido en el mundo literario. Novelas como La mujer de todo el mundo (1885), Crimen legal (1886) o Declaración de un vencido (1888) le hicieron célebre.

En 1889 viajó a París para vivir lo que él llamaría sus mejores años. Allí se casó con Jeanne Poirier y tuvo una hija, además de hacerse amigo de Victor Hugo y de Paul Verlaine.

A su regreso a Madrid Sawa no tuvo tanta suerte. Se quedó ciego y comenzaron a fallarle las colaboraciones porque tenía fama de indisciplinado. Al parecer, pasó sus últimos años furioso contra el mundo y enfadado con su amigo Rubén Darío, que se negó a ayudarle.

En los últimos años su obra ha sido objeto de un cierto resurgir aunque la posteridad siempre lo recordará, y no es poco, como el inspirador de Max Estrella

[Juan Sardá: La Vanguardia, 3 Marzo 2018]